A las ocho de la tarde los aficionados ya se habían organizado. Bajo el himno de la Peña Biri Biri, los aficionados comenzaron a corear consignas e insultos contra Luis Cuervas, a quien responsabilizaban de todo lo ocurrido, Y quien había anunciado, desde su oficina profesional, que comparecería a las nueve en el estadio ante los medios para dar una versión oficial. Los ánimos se encresparon aún más cuando se acercaba la hora de la anunciada conferencia de prensa y esta no se producía.Aficionados y periodistas supieron a la vez, y por boca de un portavoz muy especial, que Luis Cuervas no aparecería por el club. El agente al mando de los antidisturbios así lo comunicó por la megafonía de su vehículo policial: "Me han informado que la persona que esperan no va a venir. Los directivos están haciendo gestiones en las oficinas y en Madrid y hasta mañana no van a decir nada". La afición contestó a coro: "Pues no nos moverán"; "Sevilla hasta la muerte..." "el Sevilla es nuestra droga...".
A partir de ahí hubo de todo. Grupos de 20 o 30 aficionados se dirigieron hacia los comercios de juguetes de Luis Cuervas, que para entonces ya estaban custodiados por la policía. Otros siguieron cantanto y coreando insultos hacia el hombre más odiado ayer en Sevilla: "Cuervas vete ya", le cantaban a coro. Entre la masa de aficionados los rumores corrían como la pólvora. "¿Es verdad que han dado un plazo para arreglar esto con un nuevo aval hasta las doce de la noche?". "Dicen que Suker y Unzué se van al Barcelona. ¿Eso es posible?".
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